jueves, 7 de febrero de 2013

Sed todas bienvenidas



Hace tiempo que, transitando precisamente por la calle Isilla, me planteé la idea de difundir ideas, pensamientos y reflexiones un poco más extensos de los 140 caracteres que permite tuiter pero la pereza y el desánimo por la situación, general y personal, me han impedido, hasta hoy, algo tan fácil como crear un espacio como este, el ideal para mi propósito, pues no me importa mucho la cantidad de gente que lea las líneas que complete, sino que estén aquí, en este espacio global, al alcance de quien las busque o las encuentre.

No me propongo una periodicidad en las publicaciones pero si una continuidad. Tampoco me planteo temas concretos sino ocurrencias momentáneas, algunas fruto de reacciones más o menos repentinas y, o, viscerales "por decir lo que pienso sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron... y más de un bofetón" (Joaquín Sabina) y otras más meditadas, sosegadas y elaboradas, parafraseando a Aristóteles, sin decir todo lo que pienso pero pensando todo lo que diga.

En fin; aquí queda este espacio, "Por la calle Isilla", eje político, sindical y cultural de Aranda, donde se encuentran las sedes de Izquierda Unida, de CC OO y UGT, además de la Casa de Cultura y Biblioteca Municipal, el Centro Cultural de CajaBurgos, o lo que queda de ella, y unos cuantos lugares para comer bien y beber mejor; además de varios comercios de ropa, complementos, calzado, perfumes, deportes y joyas y relojes, un par de putas entidades bancarias y un almacén de drogas, según indica un gran letrero en una fachada, probablemente la más fotografiada de Aranda, casi tanto o más, incluso, que la de la iglesia de Santa María.

Bueno, bien, vale; que no se enfade nadie. También hay una farmacia, aunque ya no se hacen tertulias en la rebotica ni identifican las setas y hongos en la temporada micológica; una carnicería, una pastelería con solera, una frutería y una tienda delicatessen; ah, y un centro comercial con multitud de establecimientos de todo tipo, incluso una librería y una tienda de fotografía. Como veis, casi todo en poco más de doscientos metros. Y un kiosko de la ONCE y varios músicos callejeros, que amenizan el trasiego de gente con el sonido de una trompeta, un acordeón, un violín o una guitarra, dependiendo de la época y del día de la semana.

La calle Isilla, invadida por vehículos de todo tipo por la mañana y peatonal, al menos eso se pretende, durante el resto del día, es lugar de paso obligado a diario, o casi, para mi y para quien quiera acompañarme.

Sed todas bienvenidas.

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