miércoles, 16 de agosto de 2023

Adios, Julio, cráneo privilegiado.

 



No recuerdo haberle escuchado nunca hablar de su padre o su madre, debió quedar huérfano muy joven, sólo de su tía Helen y de sus hermanos, Luis y Blanca. Nació el mismo día en que el dictador Franco, con otros militares, se sublevó contra la República y su legítimo gobierno, el 18 de julio de 1936, lo que, quizás, le llevó a luchar contra la larga dictadura con lo que sabía y podía: a través de la cultura y, anticlerical y ateo convencido, se fue el 15 de agosto, día de la Virgen. Ironías del destino.

Un día del primer año de la década de los setenta, a un jovencísimo estudiante de bachillerato del Instituto Sandoval y Rojas, en lo que entonces era Avenida de los Caídos hoy del Ferial, que, ignoro por qué, se encontraba en el salón de actos del centro, Julio López Laguna le preguntó por un bombín; sí, un bombín, un sombrero que habían alquilado para una representación teatral y tenían que devolver. Aquel fue mi primer contacto con quien poco después se convertiría en maestro, amigo, compañero y familia gracias a Clunia, Teatro de Cámara.

Julio, junto a Paito, Paco, los Luises, Chuchi, Fernando Rico y Ortiz, Carlos, Feliciano, Tere, Marisa, Merche, José Carlos, José Antonio, Loli, Ramón Ángel y mucha más gente se embarcaron en la aventura de convertir una nave de la calle Hospicio en un teatro y lo consiguieron, lo conseguimos porque yo, que vivía muy cerca, me infiltré en aquel grupo y, durante al menos quince años, anduve por allí haciendo de todo con mucha más gente que se sumaron al proyecto, entre otras Isabel, cuando abandonó su Madrid para convertirse en la imprescindible e inseparable compañera de Julio, con momentos buenos, muy buenos y también malos y muy malos, de persecuciones, calumnias y acusaciones falsas. Hasta hoy.

Ayer recordaba con Isabel que mi primera actuación en Clunia fue en la obra de Becket Esperando a Godot, un pequeñísimo papel de crío, tendría trece o catorce años, con sólo tres frases; sí señor, no señor y otra, también muy cortita cuyo texto no tengo muy claro. Seguro que Julio, que estaba de cuerpo presente, si pudiera escucharnos, me habría apuntado. Luego siguieron muchas más y de muchos autores: Buero Vallejo, Valle Inclán, Alberti, Blanco Amor, Molière, Weiss, Dúrrenmatt, Lorca, Arrabal, Gogol, Tagore, y decenas más; dramas, comedias, tragedias, recitales poético-musicales de Neruda, León Felipe, Miguel Hernández y César Vallejo, entre otros espectáculos de todo tipo.

Aquella sala de la calle Hospicio, detrás de unas puertas de cochera metálicas de chapa Pegaso pintadas de rojo fuerte con el nombre de Clunia, teatro de cámara en letras góticas y su logotipo, dos manos, unidas por los pulgares, haciendo la figura de la paloma de la paz, era mucho más que un teatro; era una casa, una escuela, un lugar de encuentro, de análisis y debate, de reivindicación y de lucha abierto a todas quienes tenían algo que decir, algo que expresar, algo que reclamar. Allí no sólo aprendí cultura, teatro, literatura, poesía; aprendí a vivir, aprendí valores importantísimos, y que no se olvidan, como la amistad, la libertad, el respeto, la solidaridad y la tolerancia. Porque en Clunia no sólo hacíamos teatro, también disfrutábamos y debatíamos y vivíamos; y cuando cerrábamos la puerta seguíamos en el Valle, en el Castillo, y donde fuera necesario.  


Hablaba todo esto con Isabel y otras compañeras de aquella época e Isabel comentaba que Julio merecía despedirse en un escenario y con reconocimiento institucional y recordé al preso catalán que compartió celda con Max Estrella “En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados” y, de la cultura, mejor no hablar. Pero buenos y activos compañeros, buenos contactos y una nueva sensibilidad en el gobierno municipal, han propiciado que tuviera la despedida merecida, el salón de la Casa de Cultura y su escenario, en un emotivo acto muy bien organizado con sentidas intervenciones de amigos y compañeros como Chus, Juncal, Luis, Pilar, Carmen, Borja, Aníbal y Fernando, en nombre de su hermano Raúl, además de Javier Cobo, presidente de Cine Club Duero, del que fue co-fundador y Socio de Honor y de Javier Ajenjo, de Art de Troya, que también nombró a Julio como Socio de Honor. El alcalde, Antonio Linaje, ha tenido un reconocimiento institucional y Mario, el hijo nacido y criado rodeado de cultura ha puesto el punto final a la función: música, oscuro y telón.

Hasta siempre Julio, cráneo privilegiado, y gracias por todo.

miércoles, 28 de junio de 2017

Julián Ayala. Hasta siempre, amigo.

Decía Somerset Maugham  en la película de Edmund Goulding, “El filo de la navaja” que Larry Darrell no es un gran protagonista. “Es posible que cuando su vida se extinga no deje más huella de su paso por este mundo que la que una piedra al caer en el río deja en la superficie del agua. Pero también es posible que la forma de vida que ha elegido tenga una influencia cada vez mayor sobre sus semejantes hasta el punto de que, mucho tiempo después de su muerte,  tal vez se descubra que en esta época, vivió un ser excepcional, fuera de lo común”.


Esta vez no pudo elegir. Antes de lo que había previsto “si mi abuelo, que fumaba, vivió 103 años, yo dos más, no pido mucho”, la dama de negro vino a por él. De "Los Brunos”, por parte de madre, Librada, esa que tan presente  tuvo siempre en su mente, la mujer más importante en su vida, Julián Ayala Cuevas nos dejó esta mañana, en su casa, su mundo, lo segundo más importante en su vida, esa casa remodelada, bajo su atenta supervisión, por el maestro albañil Miguel Vicario, de Valdeande, en 1994, y de la que tan orgulloso ha estado siempre. Esa casa en la que los numerosos relojes ya no dan las horas.

Lector y relector
Pocos días después de escribir sobre él en este mismo blog, en 2015, lo vi por la ventana abierta de esa sala en la que, mucho tiempo antes –en enero de 1981- se celebró el campeonato de guiñote que tanto me recordó, a lo largo de su vida, por las fotografías que hice aquella jornada, leyendo, releyendo para ser más preciso, ante la mirada acostumbrada de su loro, “El filo de la navaja”, de William Somerset Maugham, publicada en 1944, cuando Julián apenas contaba 8 años,  su obra favorita. Julián disfrutaba  con su protagonista, Larry Darrell y su búsqueda permanente de la sabiduría, con quién se identificaba plenamente, a pesar de las grandes diferencias existentes entre ambos.  Acababa de pasar una semana en el hospital y aquello le marcó profundamente. Creo que fue la primera vez en su vida, con 80 años “y el vino que me he bebido” que se sintió vulnerable y tuvo miedo de no estar eternamente para cuidar de su casa.



¿Crees que debería comprarme un ordenador?, me preguntó mientras leía el blog en la pantalla del teléfono móvil, porque dicen que se puede descubrir  todo lo que quieras buscar. Hay poco comparable al tacto del papel y el sonido que se produce al pasar las hojas de un periódico o un libro impreso, le contesté, mientras pensaba en que nunca tuvo televisión, porque no quiso, ni teléfono móvil, sólo, que no es poco, sus libros -muchos- y sus discos. Aún así tenía, en un rincón de su museo, un vetusto ordenador -quizás un 386- que posiblemente nunca se haya puesto en marcha en esa ubicación. También dispuso, durante un tiempo impreciso, de una conexión a internet a través de su línea de teléfono que alguna desaprensiva teleoperadora le contrató con engaños y a través de la cual nunca accedió a ningún lugar.

Comenzó a trabajar pronto. En 1949, con 14 años hizo una campaña en la Azucarera “en Molinos, cuando era director don Santiago Marraco”. Más tarde, seis años con Virgilio Ridruejo “hubiera preferido la cárcel de duro que era”, luego en otros lugares  y de 1965 a 1985 en la constructora BIGAR.

Durante muchos años Julián fue un soltero empedernido y pretendido y, cuando le interrogaban por su soltería siempre contestaba lo mismo, ¿por qué elegir sólo una y despreciar a todas las demás?  Al final, eligió a una y, tras ocho años, de luces y sombras, tuvo que elegir de nuevo “tu casa o yo” y volvió a elegir. También eligió a sus amigos, muchos y leales y a sus compañeros de juergas y jaranas; peñista de El Chilindrón y la Sol y Sombra y hermano de varias cofradías.


Creo que nunca olvidaré a Julián en aquel primer sábado de mayo de 2015, a mediodía, antes de La Bajada de la Cruz, en la plaza de los Tercios, sentado, como contemplando sus dominios, con esa majestuosa pose aristocrática, como le correspondía por sus auto concedidos títulos nobiliarios: Canciller de Castilla, Gran Señor de San Juan, Marqués de Ayala, Duque de Cuevas, Vizconde de Caleruega y Barón de la Colonia, y la posterior visita a sus auténticos dominios: su casa y su alma. Tampoco la última vez que hablé con él, hace pocas semanas, acompañado por su inseparable, en estos últimos años, sobrina Montse, precisamente en La Bajada de la Cruz (creo que nunca ha faltado a la celebración), frente a Santa María, con la cabeza cubierta  por un tocado de plumas indio (de su espléndida colección de sombreros), cansado pero animado y con esa dignidad que siempre le caracterizó. Nos saludamos  con la alegría del reencuentro, tras algunos meses, pero con la extraña sensación de que era una despedida.

Hasta siempre, Julián, amigo. Fue un placer conocerte.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Mañana campestre

Luce el sol sobre el páramo. El cielo está azul y tan sólo se divisan pequeñas nubes blancas sobre el Alto de Pradales, con sus molinos de viento. Hace calor para ser diciembre y se está bien en manga corta. Camino muy despacio, mirando al suelo, entre hierbas, matojos y arbustos que me resultan muy familiares pero cuyo nombre desconozco. Un conejo, o liebre pues no los distingo, salta delante de mí corriendo asustado. No veo setas. A lo lejos suenan disparos de escopeta, de cazadores que habrán avistado alguna presa. De vez en cuando, una grajilla sobrevuela los campos emitiendo graznidos.


Ando mucho. Recorro los perdidos escudriñando cada palmo de terreno. Veo un pastor con su rebaño y un par de perros.

-¿Cuántas llevas, doscientas?, le pregunto.
-¡Quiá!, si no van más de quinientas he perdido la mitad por el camino.
-Calculo muy mal. No veo churras, ¿es más rentable la leche que la carne?
-Antes llevaba sólo churras pero no pagan nada por los lechazos, así que he cambiado.

Nos presentamos. Es Evelio, de La Sequera y conocía mucho a mi padre y a mi tío Fabrilo, por la Azucarera y los abonos. Va mucho por Adrada (el pueblo de mis antepasados por vía paterna), me cuenta;

-anteayer, precisamente, estuve allí cenando, con Herminio, el alguacil, y un amigo de Fuentemolinos.

Charlamos un rato; le muestro la cesta con el puñado de setas que he recolectado en poco más de una hora. Evelio levanta la gorra impermeable con una mano, se acaricia la cabeza con la otra y sentencia


-No han salido; entre que no ha llovido nada, que no quedan perdidos y que cada vez sois más buscando, apenas se encuentran. Fíjate yo, que estoy todo el día en el campo y he cogido las justas para probarlas.

Las ovejas han seguido su camino sin esperar a su cuidador.

-Me voy a aquellos rastrojos y vuelta para casa. Si vas por Adrada quizás nos veamos.
-No voy mucho pero será un placer encontrarte. Encantado de conocerte.


Hay unas ruinas a unos centenares de metros, cercanas a un gran nogal, que han despertado mi curiosidad y sigo el camino hasta ellas. Quedan en pie varios muros de piedra caliza de lo que pudo ser  un caserío; hay restos de varias casas y corrales, una bodega con el acceso en aparente buen estado, invitando a bajar pero, por precaución, no desciendo a reconocerla. Observo los restos de un lagar con tres profundas piletas repletas de enseres inservibles –colchones, sillones, somieres, sillas e, incluso, un frigorífico- (qué gente tan guarra) y los restos de un palomar con los nichos donde anidaban las aves.


Me adentro por caminos desconocidos esperando no alejarme mucho, explorando nuevos paisajes, Veo manchas, no muy extensas, de bosques de pinares y muchas ruinas, de corrales en desuso, apriscos, rediles, tenadas que hasta hace no mucho tiempo albergaban los rebaños, como el de Evelio, que pastaban por el páramo . Llego a una zona que me resulta familiar y regreso a casa.


No sé por qué me he acordado de Miguel Delibes.

martes, 1 de septiembre de 2015

Pintores en la Plaza Mayor

Habían pasado algo más de dos años de la muerte del dictador pero seguían vigentes los Principios Fundamentales del Movimiento. Pocos meses después se aprobaría la Constitución, tan incumplida por quienes más la defienden y tan denostada por gente que, seguro, no la ha leído jamás pero siguen consignas a ciegas. El ayuntamiento, presidido por el último alcalde no elegido directamente por la ciudadanía, había rescatado el arco principal del convento del Sancti Espíriti instalándolo en el Paseo de la Virgen de las Viñas, había adquirido para el municipio el colegio de Las Francesas y la Biblioteca -con el mobiliario incluido- del Salón de Recreo de Burgos. En Aranda había un movimiento cultural muy activo, además de emergentes e interesantes inquietudes artísticas que empezaban a destacar.

No recuerdo de quién surgió la iniciativa ni quién seleccionó a los participantes pero un día de 1978, en la Plaza Mayor de Aranda, se instalaron ocho grandes paneles de madera -aglomerado- en los que otros tantos artistas plasmaron su obra a la vista del público. Rufo Criado, José María Jimeno, José Pedro Barahona, Javier Gil, Pepe Ortega, Néstor Sanmiguel, Herrero Sosa y Alejandro Martínez tiñeron de color, unos más que otros, esos paneles de los que, a excepción del de Rufo Criado, probablemente lo único que queda es la documentación gráfica publicada en esta entrada.

Hace unos días descubrí, con enorme satisfacción, una caja con diapositivas que creía habían tenido el mismo destino que muchas de las obras que se muestran en ellas. Al observarlas recordé que la colorista pintura de Rufo Criado la había reconocido en una reunión, en el Salón de Actos del IES Sandoval y Rojas, hace pocos años, cuando tenía un hijo matriculado en ese centro, y que otras estuvieron durante un corto periodo de tiempo "almacenadas" en el portal del Edificio de la Plaza del Trigo -conocido actualmente como Casa de los Fantasmas- entonces sede de algunos sindicatos y partidos políticos. También recordé que alguno de aquellos paneles, convertidos en obras de arte, fueron reconvertidos, de forma inexplicable, en baldas de estanterías; algún otro decoró salas de aquellas estancias que olían a libertad tras muchos años de represión y otros, directamente, se destruyeron. Triste final.

De los participantes en el encuentro, Alejandro Martínez, Rufo Criado, Pepe Ortega, Herrero Sosa y Néstor Sanmiguel  fundaron más tarde, junto a otros artistas, el Colectivo de Creación A UA Crag y, a pesar de la desaparición del grupo, como tal, en 1996, continúan creando, con mayor o menor dedicación; José Pedro Barahona tiene un establecimiento de materiales para bellas artes y manualidades, Jimeno se dedica a la política y Javier Gil a la medicina, aunque desconozco si continúan con su faceta artística.

Los artistas participantes en la experiencia, de izquierda a derecha: Rufo Criado, José María Jimeno, José Pedro Barahona, Javier Gil, Pepe Ortega (Pepeó), Néstor Sanmiguel y Herrero Sosa. Falta Alejandro Martínez.

Alejandro Martínez Parra 

Alejandro Martínez 

La obra de Alejandro Martínez casi terminada.

Javier Gil 

Javier Gil

Javier Gil

Javier Gil

José María Jimeno

José María Jimeno

José María Jimeno

José Pedro Barahona

José Pedro Barahona

José Pedro Barahona

La obra de José Pedro Barahona finalizada

José Pedro Barahona y su obra

Néstor Sanmiguel

La obra de Néstor Sanmiguel Diest

Néstor Sanmiguel y su obra

Pepe Ortega y Javier Gil, a la izquierda.

Pepe Ortega

La obra de Pepe Ortega El Pepeó

Pepe Ortega y su obra

Rufo Criado

Rufo Criado, con ayuda

Rufo Criado

La obra de Rufo Criado

La obra de Rufo Criado

Rufo Criado

Rufo Criado ante su obra

Herrero Sosa

Herrero Sosa

La obra de Herrero Sosa

Herrero Sosa con su obra




martes, 9 de junio de 2015

El diálogo y la negociación.


En el post anterior Es tiempo de pactos, apuntaba la conveniencia de alcanzar un acuerdo entre las cuatro fuerzas políticas con representación en el ayuntamiento de Aranda de Duero y afinidad programática para formar un gobierno distinto al del Partido Popular, sufrido los últimos cuatro años. Me inclinaba porque las conversaciones o negociaciones fueran entre las cuatro fuerzas conjuntamente, públicas y transparentes y no era el único que lo creía, pues así se han celebrado dos encuentros, uno el viernes día 5, a las 17:00 horas, en el parque El Barriles, con un intenso calor y otro a las 19:00 horas de este lunes, día 8, en el salón de la Casa de Cultura, un lugar más cómodo y con mejor temperatura.

Las propuestas programáticas, con pequeños matices, son coincidentes entre los cuatro grupos aunque no, de momento, la forma de llevarlas a cabo. El Partido Socialista Obrero Español, con cinco ediles, está dispuesto, o parece, a todo, o casi, por conseguir la alcaldía y el gobierno. Aceptaría la investidura y, aunque preferiría un gobierno estable, no parece poner impedimentos a hacerlo en minoría. Si se puede Aranda, dos ediles, pendiente del resultado, aunque no vinculante, de la consulta popular aún en marcha, parece partidario de apoyar la investidura de la candidata socialista sin pronunciarse por entrar en el gobierno, pero tendrá que decidirlo la asamblea que celebrarán dentro de unas horas. Renovación Arandina Progresista, otros dos ediles, quiere un gobierno estable y sólo apoyaría la investidura si los cuatro grupos conformaran un gobierno con mayoría absoluta, aunque dejará en manos de su asamblea la decisión final, mientras que los dos munícipes de la coalición Izquierda Unida Equo, mantienen invariable su postura de votar a favor de la investidura sin entrar "de momento" en el gobierno municipal.

Sin fecha para una próxima ronda de conversaciones, expectantes ante los resultados de las asambleas y con todas las posibilidades abiertas, se puso fin a la segunda reunión con distintas percepciones y sensaciones a la espera de lo que ocurra el sábado día 13, si no hay contactos anteriores.

Sin ánimo de polemizar, por los gestos y expresiones de las personas que han participado en las negociaciones, tres por cada una de las formaciones políticas, únicamente por su valor documental, publico unas fotografías de la reunión del lunes en la Casa de Cultura.

Actualización del día 12 de junio

A las 11.00 horas de hoy, a falta de 25 para la sesión de investidura, los dos concejales electos de Renovación Arandina Progresista (RAP), Eusebio Martín y Rubén Moro, acompañados del Secretario General de la formación, Sergio Ortega, han anunciado públicamente que suspenden las conversaciones para formar un gobierno de progreso y que no apoyarán la investidura de la candidata del PSOE a la alcaldía, Mar Alcalde, a quien acusan de carecer de proyecto y de estar interesada unicamente en el poder.

Si, como parece lógico, ninguna candidatura obtiene el respaldo de la mayoría absoluta de miembros de la Corporación (11 votos) será proclamada alcaldesa Raquel González, del Partido Popular, por encabezar la lista más votada en las elecciones del pasado 24 de mayo.

De izquierda a derecha, Eusebio Martín, Sergio Ortega y Rubén Moro de RAP; Luis Briones, Julián Rasero y Mar Alcalde del PSOE; Carolina Moral, Jonathan Gete y Máximo Pastor, de IU-EQUO y Laura del Pozo, Andrés Garrasparri y Mario Martín, de SspA.
Pastor, del Pozo y Mario Martín
Alcalde,  Moral y  Gete
Briones,  Rasero y  Alcalde.
 Martín,  Ortega y  Moro.
 del Pozo,  Garrasparri y  Martín.
 Moral,  Gete y  Pastor.
 Briones y  Alcalde.
 Martín,  Ortega,  Moro y  Briones.
 del Pozo,  Garrasparri y  Martín.
 Moral,  Gete y  Pastor.
 Martín, Ortega y Moro.
 Briones,  Rasero y  Alcalde.
 Moral,  Gete y  Pastor.
 Martín,  Ortega,  Moro y  Briones.
 del Pozo,  Garrasperri y  Martín.
 Alcalde,  Moral y  Gete.
 Martín,  Ortega y  Moro.
 Martín,  Ortega,  Moro y  Briones.
La mesa